El escándalo del ferrocarril
Víctor Herrán y Carlos Gutiérrez eran los representantes plenipotenciarios de Honduras ante los gobiernos de Francia e Inglaterra. En marzo de 1866, Gutiérrez y Herrán se presentaron ante el gobierno a través de don Ponciano Leiva, el ministro de Relaciones Exteriores, y fueron los principales actores de la situación financiera que mantuvo al país con una deuda acumulada durante casi cien años. En un principio, Honduras se comprometió con una deuda externa de alrededor de 27 mil libras esterlinas, lo que se considera su primera deuda externa. Solo Honduras y Nicaragua no habían cumplido con este compromiso, en contraste con los demás países.
Para 1867, la cantidad de deuda había aumentado a 90,075 libras debido a los intereses acumulados. Si Honduras no cumplía con los pagos, no sería elegible para recibir financiamiento adicional. Otros prestamistas surgieron en ese momento sosteniendo que también eran responsables de la deuda de Honduras. Uno de ellos era el conocido como «reclamo Carmichael», que cobraba una deuda de £10,900 que había hecho a Honduras en 1852.
Esto se debía al Tratado Gran Bretaña Honduras de 1859, también conocido como Convención de los Misquitos, ya que en el que el gobierno inglés pagaría mil libras anualmente al líder de los misquitos durante diez años para la educación de los misquitos y gravaría la madera de La Mosquitia. En 1861, Honduras acordó con la casa Judah Hart y Compañía de Londres un acuerdo financiero de 7 mil 300 libras esterlinas, de las cuales quinientos fueron destinados a pagar al Rey de los Moscos y el resto para la adquisición de armas de fuego. En este acuerdo se reconoció como compromiso oficial una deuda de 452,200 libras esterlinas, junto con intereses de treinta años que sumaban un millón doscientas mil libras. Para pagar esta deuda, «el gobierno fijó un impuesto especial del tres por ciento sobre todas las facturas consulares para mercaderías destinadas a Honduras» como garantía especial.
El gobierno nacionalista liderado por Tiburcio Carías Andino se opuso a los préstamos internacionales y, como resultado, no pudo pagar la deuda del ferrocarril. Durante el gobierno nacionalista de Juan Manuel Gálvez , se pagaron los últimos saldos de la deuda del ferrocarril.