Amor con sabor a Cerezas
Desde el título, la obra ya nos orienta sobre su devenir narrativo: cultura rosa con inclinación erótica. Pero, alejándonos de la simple percepción delimitadora de este, habremos de escudriñar para comprender que va más allá de la simpleza elemental en la estructura redactiva y el empleo común pero digerible de sus diálogos sujetos a un léxico estandarizado. Todo ambientado en nul situs nomine atemporal, para que el lector no se vea afectado por contextos geográficos.
Una historia no común en la praxis existencial, pero muy recurrente en la utopía prosaica. Donde los personajes se supeditan a una fantasía generada por la cultura pop que mitifica la felicidad alrededor de elementos incontenidos en la sociedad.
Dos seres humanos con heridas emocionales muy palpables. En cada quien, la vida le orilló a desenvolverse y convivir de diferente manera cuando se trata de las relaciones y los sentimientos. Él, debido a sus experiencias dolosas, decidió tratar a las mujeres como objetos, como trofeos. En cambio ella, optó por ser hermética y analítica. No obstante, a pesar de confrontar sus conductas irregulares (arco reflejos emocionales) mientras intentan establecer una relación, logran ver al descubierto los estigmas de cada uno, provocando una desistencia, una baja de guardia de sus egocéntricos modos de ver la vida. Ambos, descubren que son más similares de lo que piensan y deciden permutar la negatividad para dar lugar a la racionalización de su relación.
Como en muchos textos de este género, el destino se convierte en el arquetipo existencial que desnuda o ancla las posibilidades, tal como lo es la complementariedad.