Funcionalidad familiar y salud mental
encargados de hogar y miembros adolescentes de familias migrantes (
A nivel mundial, cada vez más personas se desplazan por diferentes motivos (políticos, humanitarios, económicos, medioambientales). Este movimiento migratorio tiene repercusiones en la salud de los inmigrantes, lo que ha motivado el desarrollo de acuerdos y políticas a nivel internacional y regional.
La Organización Mundial de la Salud (OMS) define la salud como «un estado de bienestar físico, mental y social, y no simplemente la ausencia de una enfermedad o padecimiento». En el contexto de la migración, esto significa el bienestar físico, mental y social de los migrantes y de poblaciones en desplazamiento.
Desde la perspectiva de la salud pública, el vínculo entre migración y salud involucra todas las fases del proceso migratorio dentro de las comunidades de origen, tránsito, destino y retorno, así como todos los patrones de movilidad existentes, incluyendo migración irregular y migración circulatoria. Concretamente, los flujos migratorios tanto de entrada como de salida comprenden un grupo heterogéneo de personas, cada una con determinantes, necesidades y vulnerabilidades sanitarias potencialmente diferentes.
Durante la Reunión Consultiva Mundial sobre la Salud de los Migrantes 2010, celebrada en Madrid en el marco de la Resolución WHA 61.17 de la Organización Mundial de la Salud, se instó a los Estados miembros a integrar las necesidades sanitarias de los migrantes en los planes, políticas y estrategias nacionales, teniendo en cuenta los derechos humanos y en particular el derecho a la salud de estas personas.
Entre las principales conclusiones de la reunión, destacan las siguientes recomendaciones orientadas a la acción:
• Garantizar los derechos sanitarios de las personas migrantes.
• Reducir su exceso de mortalidad y morbilidad.
• Evitar las disparidades con respecto a su estado de salud y al acceso que tienen a los servicios de sanidad.
• Minimizar el impacto negativo del proceso migratorio.
La migración es un proceso que involucra grandes cambios psicosociales, cuyo efecto en la salud mental de las personas que emigran dependerá de un conjunto de factores individuales, el contexto social y el proceso de migratorio per se.
Los hallazgos con respecto a las tasas de prevalencia de trastornos mentales comunes en poblaciones de inmigrantes no son tan claros y consistentes (Ritsner y Ponizovsky, 1996: 17-22). Sobre prevalencia de trastornos afectivos —y depresivos en particular -ha habido incluso menos estudios (Bhugra, 2003: 61-72). Sin embargo, el trastorno por estrés postraumático (TEPT) ha sido descrito en muchas partes del mundo y se ha relacionado directamente con el proceso de migración que se origina en situaciones de desplazamiento de poblacional mayor, guerra, conflictos bélicos y otros eventos de gran
intensidad para la vida de las personas.
Otro de los problemas que ha suscitado interés es el suicidio (Taylor, R., Morrell, S., Slaytor, E. y Ford, P., 1999: 77-86). En algunos grupos de inmigrantes, se han encontrado tasas elevadas de pensamientos e intentos suicidas.
Las migraciones también significan un escenario de crisis para l os familiares que quedan en el país de origen. La familia, y en particular sus miembros más vulnerables (mujeres, niños y adolescentes), experimentan usualmente una situación de aumento de riesgos con la migración. La crianza de los niños es fuertemente impactada, puesto que se llega a desarrollar en un contexto de inestabilidad económica donde predomina la incertidumbre sobre el futuro familiar, que con frecuencia conlleva la desaparición de referentes familiares, la ruptura de vínculos entre los padres, dificultades escolares generadas por un acceso deficiente a la escolaridad y la sobrecarga de la figura materna (con el consiguiente aumento del estrés y depresión
en la mujer y adolescentes). Estas múltiples situaciones vivenciales generan situaciones de abandono que resultan socialmente riesgosas, ya que pueden desembocar en la renuncia a la escolaridad, la mendicidad, el delito y la violencia interpersonal.
Pero a pesar de que el efecto de la migración en las familias fragmentadas es más notorio en la salud mental, existen muy pocos datos publicados sobre el asunto.