Ida y regreso
Cuando la miseria obliga a caminar
La vida es el tránsito perenne de idas y venidas…
Berta Adelina, mujer pueblerina, de 26 años, ama de casa, enviuda de su esposo Casimiro, cuando tiene 10 años de casada. Ellos han forjado un hogar y una familia estable. Mas, una tarde invernal, de manera inesperada, el hombre realiza el viaje de ida sin regreso, dejando a su mujer con una prole de cinco hijos: tres niñas y dos niños.
Hasta antes de enviudar, ella tiene una vida de relativa comodidad, de pronto está sola e inmersa en un torbellino de miserias que la obligan a reinventarse utilizando su ingenio, temple, coraje y espíritu de digna madre y mujer, en una batalla desigual contra los monstruos de la realidad, en la que se coloca frente a diversas disyuntivas, que debe sortear para sobrevivir con su camada: única herencia al quedar viuda.
El último recurso, cuando no tuvo un mendrugo para sus hijos, es hacer un viaje a un poblado lejano que resulta esperanzador pero riesgoso, sus acompañantes una niña en brazos, Susana; y, Enrique de 6 años, su báculo en un periplo de ida y regreso, de mil incidentes, obstáculos, situaciones misteriosas, sorpresas y emociones.
Este viaje de ida y regreso, podría significar para Berta Adelina el preludio de hacer realidad los sueños siempre compartidos con su esposo: una vida digna y un futuro prometedor para sus retoños.