Testigos de las estrellas
Se reunieron en el onírico de los eternos. Pues los dioses
nacieron en el sueño de la humanidad, y cuando son olvidados, a el
han de volver. Los grandes moldeadores, forjadores, progenitores,
propulsores, creadores. De distintas razas, tamaños, poderes y
credos. De fuego, oro, barro, viento, éter, luz, oscuridad. Se
reunieron en la última noche. Pues al llegar el amanecer, dejarían
por siempre este plano. Llevándose consigo la magia de este
olvidado mundo. Pues ya no había cabida para ellos. Para las
creencias y supersticiones. Sin embargo, como era la tradición,
decretaron que cada uno contaría las historias de las que fueron
testigos. Para rememorar… y admirar con orgullo lo vivido.
Se levantó primero, el señor de las eras. Guardián de los
siglos. Morab Lainak, nombrado por los Lencas y Enlel Kan, por
los mayas-Kanarin.
—Por donde se podría empezar, mis señores y damas de
la tierra, el bronce el oro y la nostalgiasi no es por el inicio de
todas las cosas