Corre, abuelito, corre...!
El día que tomé la decisión de escribir el presente libro, lo hice
pensando en hacer reflexionar a quienes tenemos con vida a
nuestros padres y abuelos y no los valoramos; mucho menos les
brindamos tan siquiera una pizca de cariño, esa expresión de
afecto que necesita todo ser humano para enfrentar con paciencia
los infortunios y adversidades de la vejez.