Quédate pequeña mía
Hay una chica, una que luce nerviosa, es como si nunca hubiese visto a un tipo como yo, o uno en un café. ¿Estará bien? Lo sé, tiendo a dejarlas de esa manera y no me causa ofensa alguna.
Nunca le doy importancia, pero ella, de alguna manera me hace gracia. No intenta disimularlo, y yo tampoco de que me he dado cuenta que, no quita sus ojos curiosos de mí.
Creo que me divertiré un poco con ella.
Mientras leo el periódico, puedo sentir sus ojos saltones sobre mí, así que le dedico una mirada y como lo sospeché, huye de mí.
¿Se atreve a desafiarme?
Tomo un sorbo de mi café y el juego de miradas continúa.
«Estoy muy viejo para esto.»